El maravilloso viaje de Nils Holgersson

11/09/2016

    Selma Lagerlöf comenzó su labor profesional como maestra en su país natal, Suecia, y ya contaba con algunos escritos cuando recibió un importante encargo. En 1902, la Asociación Nacional de Maestros le propuso la redacción de un libro de lectura que facilitase la enseñanza de geografía en las escuelas públicas. Así nació esta novela, inspirada en los cuentos de animales de Ruyard Kipling y publicada en dos partes en 1906 y 1907. 

    En España, la editorial Anaya la sacó al mercado en 2008 en una excelente edición de tapa dura y con ilustraciones. Lamentablemente, hoy por hoy se encuentra descatalogada. Puede encontrarse otra de Akal, del año 2006, de tapa blanda, por 11 euros. Consta de 448 páginas, pero la traducción peca de arcaizante. En ambas se echa en falta un mapa.

    A la conocida versión animada de los años 80 se suman una película de animación realizada en la URSS (1955), una alemana de imagen real (2011), otra de Suecia (1962) y una adaptación hecha por ordenador en 2016.

¿De qué va?: 

     El pequeño Nils Holgersson ha sido convertido en un duendecillo en castigo por su mal comportamiento. Para romper el hechizo y volver a ser un niño deberá acompañar a una bandada de gansos en su viaje a través de Suecia. Junto a ellos vivirá numerosas aventuras, unas peligrosas y otras divertidas, pero ninguna le dejará indiferente. Este va a ser para Nils el viaje de su vida, el descubrimiento de un mundo que le cambiará para siempre. (Sinopsis de Anaya).


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

    El maravilloso viaje de Nils Holgersson es una de las novelas más didácticas y poéticas que han caído en mis manos. El encargo que le hicieron a Selma Lagerlöf no era nada fácil. Debía construir una obra con la finalidad educativa de un libro de texto, pero con las cualidades plásticas y lúdicas de una novela infantil, y lo logró. El texto no es un mero compendio de datos geográficos (aunque existan) aderezados con aventurillas diversas, sino que el viaje de Nils con los gansos lleva al muchacho, al mismo tiempo que al lector, a observar las peculiaridades geológicas, biológicas, antropológicas y arquitectónicas del país, pero también a conocer leyendas e historias que realzan la belleza del libro y suscitan el interés.


    Aunque Nils vive algunas andanzas y su vida se pone en peligro más de una vez, esa trama, que podría parecer la principal, se ve interrumpida continuamente por esas leyendas. Algunas llegan hasta oídos del muchacho, otras se las cuentan directamente, pero también, sin quererlo, se ve envuelto en alguna. No creáis que esas intercalaciones vuelven aburrido el libro; más bien es al contrario. Así, hay relatos conmovedores y tristes, como el de la misteriosa ciudad de Vineta; emocionantes, como el de las dos estatuas de Karlskrona y el del fantasma del jardín; y tan líricos como el de la isla de Öland. Todos están narrados en función de su contenido, de modo que los hay con tono épico, dramático, intrigante y tremendamente poético, por lo que cada uno de ellos despierta distintos sentimientos


    «La sensatez y la habilidad son cualidades que aún hoy hacen un príncipe de un mendigo».


   No obstante, las páginas centradas en las explicaciones geográficas son las que se me han acabado haciendo un poco pesadas. Ahí es donde más se nota la función principal para la que fue concebido el texto. En proporción, no son muchas, pero las descripciones puras sobre la formación y distribución de llanuras, montes, ríos, lagos, etcétera, me sacaban de la historia. Eso es lo que ha hecho que no le dé más puntuación a este título. 

 
    Por el contrario, otro de los aciertos de Selma es el de enfocar al hombre con respecto al medio como lo que es frente a lo que cree ser. El ser humano vive como si estuviera por encima de todas las cosas y el planeta existiera para su beneficio. Eso se refleja varias veces, pero también la otra cara de la realidad, que no somos más que seres que necesitan vivir en equilibrio con el resto de especies y fuerzas naturales. Formamos parte del medio y, por tanto, no podemos ser superiores a él. La autora nos conciencia sobre ello prácticamente en cada página, pero, en este sentido, hay capítulos más destacados, como el del incendio de un bosque y lo que eso conlleva.

   Esa destrucción se opone a la belleza de otro capítulo en el que unos niños siembran semillas para repoblar otro bosque, con la ilusión de que, al hacerlo, los árboles crecerán, los animales acudirán y habrán creado vida. El contraste entre ambos episodios supone un choque emocional, una comprensión inmediata de lo que está sucediendo en la vida real y del impacto negativo para el mundo.

    Toda la novela es un canto a la naturaleza, siendo parte integrante de la misma el ser humano. Es, quizás, la mejor de este tipo que he conocido dirigida al público infantil, pero también la considero muy necesaria para el lector adulto.

    La autora trata, por tanto, cuestiones de relevancia universal enfocadas a todo tipo de público, como las ya mencionadas o, por ejemplo, el peligro que traen consigo las especies invasoras, algo que la sociedad en la que nos hallamos inmersos no parece tener en cuenta. En relación con este tema, he vivido con gran intriga el enfrentamiento entre los ratones grises y los negros, de forma que casi me sentía como cuando leía las batallas de El señor de los Anillos. Por supuesto, yo iba a favor de los negros. 


    Nils Holgersson podría representar a muchos de nosotros al principio de la obra. Es un niño al que no sólo le dan igual los demás seres vivos, sino que a veces no le importa hacer daño, incluso llega a disfrutar con eso. Es perezoso, egoísta, inconsciente e indolente. El viaje que emprende no es únicamente a través del país, sino también un viaje interior que lo va llevando al amor por otros, la admiración y la empatía.

    Aunque Nils sea el personaje principal, hay muchos otros que hacen su aparición a lo largo de las páginas, como todos los protagonistas de las historias secundarias, entre los que se cuentan los pequeños Asa y Mats, cuyos conflictos y dura existencia se nos van revelando poco a poco. 


    «Siempre hay una salida a todas las dificultades cuando se quiere encontrarla».


   Son fundamentales los animales con los que se relaciona Nils en su periplo. Todos están muy humanizados, en el sentido de que pueden expresarse como los humanos y mostrar abiertamente la amistad, el cariño, la tristeza, el valor…, pero jamás pierden las características propias de su especie. Se pone de manifiesto el funcionamiento de la cadena alimenticia y las costumbres de las distintas familias animales. No en vano, Selma dedicó tres años de su vida a estudiar la naturaleza y a llevar a cabo investigaciones sobre el folclore y las leyendas del país.

  Cuando empecé la lectura del libro, creí que no me iba a gustar, porque los gansos, entre otros, tienen la costumbre de pronunciar cada frase dos veces, y de ser esa la tendencia conversacional predominante, el texto puede llegar a cansar, pero, por suerte, me equivoqué. Eso pasa pocas veces y los diálogos están al mismo nivel que el resto del texto.

   Hay que tener en cuenta que, aunque el receptor primario sea un niño, la prosa tiene un grado de madurez que exige una base lectora. Dista mucho de la literatura infantil que se escribe hoy. En cuanto a los adultos, seguramente habrá personas a las que les cueste entrar en esta novela, pero recomiendo a todo el mundo que lo intente. Os aseguro que merece mucho la pena. 

Puntuación: 3'5 (sobre 5)
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