Ana, la de Álamos Ventosos

06/02/2016

     Ana, la de Álamos Ventosos es la cuarta entrega de la saga de Anne Shirley. Los tres anteriores son Ana, la de Tejas Verdes; Ana, la de Avonlea y Ana, la de la Isla. Se publicó por primera vez en 1936 con el título de Anne of Windy Poplars. Sin embargo, ese no era el que la autora había elegido; Maud tituló su novela Anne of Windy Willows (Ana, la de Sauces Ventosos), pero al editor le pareció conveniente cambiarlo por la similitud con otro libro. No obstante, el nombre original se mantuvo en países como Gran Bretaña, Australia y Japón.
     En España, Toromítico la reeditó en 2014. Está a la venta por 15 euros y consta de 307 páginas.

¿De qué va?: 

     Ana deja atrás el Redmond College para comenzar con un nuevo empleo y un nuevo capítulo de sh vida lejos de su amada Tejas Verdes. Mientras su prometido estudia Medicina, ella trabajará como directora de un colegio en Summerside, donde se enfrentará con un nuevo reto, los Pringle, "la Familia Real" de la ciudad, que muy pronto le harán ver que ella no es la persona que esperaban como directora de la escuela.
   Durante su estancia se hospedará en Álamos Ventosos junto con dos ancianas viudas, las tía Kate y Chatty, el ama de llaves Rebecca Dew y su gato, Dusty Miller. Ana deberá aprender a relacionarse con los excéntricos habitantes del pueblo para ganarse su simpatía y encontrar nuevos amigos. (Sinopsis de la editorial).


¿Qué opino yo? (Con destripes de los tres anteriores):

   Reencontrarse con Anne Shirley siempre es un placer, no sólo por el encanto de una protagonista que se ha ganado a miles de lectores a lo largo de los años, sino por la candidez del mundo que la rodea. Algo de esa inocencia, de la magia que puede haber en la cotidianidad y del grato dulzor de una naturaleza envolvente salpica al lector y logra que su día sea un poco mejor. Ana, la de Álamos Ventosos sigue esta misma línea que ya se daba en los tres títulos anteriores.

    Una vez más no hay un argumento lineal en torno al que se construya todo el libro, sino que este se va cimentando con anécdotas que tanto Anne como sus conocidos experimentan. Sin embargo, pese a que la novela conserva el encanto que ya conocemos de los textos de Lucy Maud Montgomery, no alcanza el nivel de las anteriores, ya que el número de personajes que aparecen ha aumentado considerablemente y, en consecuencia, son pocas páginas las que se le dedica a cada uno. Esto conlleva que no nos dé tiempo de encariñarnos con muchos de ellos y que, cuando empecemos a interesarnos por la historia de alguno, concluya rápidamente. Además, no todos consiguen alcanzar el carisma de otros secundarios como Diana, la señorita Lavendar, Philippa Gordon, etcétera. No obstante, Maud no defrauda y nos da personajes muy dignos como las tías Kate y Chatty, Rebecca Dew y hasta el gato Dusty Miller


    «Nadie es nunca demasiado viejo para soñar. Y los sueños nunca envejecen».


    Aunque las tres novelas que preceden a esta me gustaron más, Ana, la de Álamos Ventosos también me ha conquistado. Está llena de historias entrañables, divertidas, románticas y hasta de terror. En todas participa Anne de una u otra manera, y es que la joven pelirroja, a pesar de todas sus virtudes, también tiene sus defectos. En esta ocasión comprobamos a la perfección que es una meticona, aunque con buenas intenciones. La mayoría de las veces sus intervenciones pueden ser beneficiosas, pero no siempre el resultado es el esperado. Así, sus alegrías y disgustos se mezclan con los de otros personajes para entretenimiento nuestro. 


    «El orgullo viene delante de la destrucción y un espíritu arrogante antes de la caída».


    Un cambio importante con respecto a las otras partes de la saga es que aquí se mezclan episodios en tercera persona con otros elaborados de manera epistolar en primera persona. Tenemos la oportunidad de leer cartas, o fragmentos de ellas, que Anne le envía a Gilbert, ya que se encuentran separados: ella de directora en Summerside y él en Kingsport estudiando Medicina. Es ahora cuando Maud nos da a una Anne realmente enamorada. Me ha encantado leer sobre esa faceta desconocida de ella. Aunque Anne vive un romance terrenal, real y sólido, los sueños románticos juveniles no se han esfumado, pues para Anne su amor no es algo prosaico, sino un sentimiento tan sublime y único como esperaba que fuera cuando llegara la ocasión.


    Hay que tener en cuenta que, a pesar del tono cariñoso y las palabras de amor y de que hay bastante más romance en esta novela, la obra no se convierte en un texto ñoño en ningún momento. Las cartas no se muestran completas. Cuando Anne va a dejarse llevar por entero por el corazón, la epístola se corta. Maud nos omite esos fragmentos. Además, ni las otras parejas son empalagosas ni la protagonista adopta siempre una postura romántica en sus misivas, ya que para hacerlo, según ella, se necesita una buena pluma. No se puede escribir de amor con una pluma que rasga.

    Hubiera estado bien poder leer también las cartas de Gilbert, pero nos tenemos que conformar.

  Anne sigue creciendo y, por tanto, se ve obligada a enfrentarse a problemas del mundo adulto. Los conflictos laborales están muy presentes. Me ha resultado curioso ver que las cosas no cambian tanto con el tiempo y la vida de un profesor actual no es muy distinta de la de Anne. Sus primeros meses como profesora y directora en Summerside no son nada fáciles. Los Pringle, el clan más destacado del lugar, le hacen la vida imposible de muchas maneras (¡y qué profesor de hoy no tiene una clase llena de alumnos Pringle!). También hay algún compañero de trabajo que no le pone las cosas fáciles.

    Además, Anne se encuentra lejos de su amada Tejas Verdes. Con todo, es capaz de ver la magia allí donde mira, e incluso la persiguen las leyendas. Gracias a eso conocemos otros lugares como la Calle del Fantasma, Álamos Ventosos, la habitación de la torre, la tétrica Casa Tomgallon, el Rey de las Tormentas, etcétera. Durante las vacaciones vuelve a su hogar, aunque lo que allí sucede ocupa pocas páginas. 


    El libro se divide en tres partes, correspondientes a los tres años que Anne pasa en Summerside. La autora se mantiene fiel a su estilo: una prosa fluida pero con ritmo sosegado, descripciones no sesudas de ambientes y personajes y un léxico cercano.

   Esta vez, la portada de Toromítico me parece mejorable y hay errores ortotipográficos muy llamativos, aunque esto no le resta calidad a la historia. Además, las láminas interiores, una vez más, son preciosas.

    Aunque no me haya gustado tanto como los otros tres, especialmente como los dos anteriores, he vuelto a meterme con facilidad en ese mundo acogedor que ha creado Lucy Maud Montgomery y a sentirme muy cómoda y encantada.

Puntuación: 4 (sobre 5)
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