El descubrimiento de las brujas

23/04/2015

     El descubrimiento de las brujas es el primer volumen de la trilogía Todas las almas. Los otros dos libros que la completan son La sombra de la noche y El libro de la vida
    A Discovery of Witches, título original, se publicó por primera vez en 2011. En España existen en la actualidad tres ediciones: la de Suma de Letras (792 páginas, 24'90 euros) y las dos de Punto de Lectura, la primera por 11'95 euros y la segunda por 6.

¿De qué va?:

     En el corazón de la Biblioteca Bodleiana de Oxford, la apasionada historiadora Diana Bishop se topa en medio de sus investigaciones con el manuscrito identificado como Ashmole 782. Descendiente de un antiguo linaje de brujas, Diana intuye que el manuscrito está relacionado de alguna manera con la magia, pero no quiere tener nada que ver con la brujería. Después de tomar algunas notas sobre sus curiosos dibujos, lo devuelve sin perder más tiempo a las estanterías. Lo que ella no sabe es que se trata de un manuscrito alquímico que ha estado perdido durante siglos y cuyo descubrimiento ha desencadenado que hordas de daimones, vampiros y brujas salgan a la luz de las salas de lectura de la biblioteca.

¿Qué opino yo? (Sin destripes):

     Lo admito, me encuentro en una posición difícil a la hora de escribir esta reseña, porque a ver cómo explico yo que este libro me haya gustado cuando tiene tantos elementos que me disgustan profundamente. En fin, lo intentaré lo mejor que pueda y al final que cada uno saque sus conclusiones.

     Es una novela que me ha tenido absorbida por completo, de manera que, a pesar de sus casi 800 páginas, la minúscula letra y mi poco tiempo para leer, he tardado unos cinco días en terminarla. El misterio que está presente durante toda la obra comienza a gestarse ya en las primeras hojas. No hay preámbulos innecesarios, sino que la autora nos mete de lleno en el hallazgo por parte de la protagonista del manuscrito que desencadena todos los acontecimientos que vienen después. Desde un primer momento sabemos que ese libro es especial, mágico, y que Diana no es un ser humano normal. 



    A raíz de ahí, la aparición de las distintas criaturas que habitan en esta historia va dando pie a que la intriga se vuelva cada vez más compleja, de modo que hay que continuar leyendo para ir desentrañando poco a poco las intenciones ocultas detrás de cada acto.

    A ello se añade que la escritora enfoca el tratamiento de los seres sobrenaturales de un modo muy original. Los analiza desde un punto de vista genético y evolutivo, uniendo así ciencia y leyenda. Los vampiros y
las brujas, a los que se suman los daimones, no son simplemente el tipo de seres que todos conocemos de la tradición folclórica, sino que se busca un motivo lógico para que sean como son y que vivan de la manera en que lo hacen. 

    Ahora bien, pese a toda la intriga, es una obra que transcurre de forma lenta. Deborah Harkness no se priva de describir con todo lujo de detalles cada cosa que hacen los protagonistas. Además, algunos hábitos de ambos, Matthew y Diana, se repiten una y otra vez. De este modo, los vemos practicando yoga, montando a caballo, comiendo, bebiendo vino o té en infinidad de ocasiones. Ah, y también ronronean y se les cae un mechón sobre la frente, especialmente a ella. En realidad esto no me ha molestado, puesto que en algunos de esos momentos aprovechan para tener una conversación que puede ser de interés. Lo que sí me ha disgustado es que la protagonista esté la mitad del libro en celo y la otra mitad mareada o desmayada.

     Hay que tener en cuenta, además, que si los romances empalagosos no son lo vuestro, esta novela es difícil de digerir en ese sentido. Bruja y vampiro no se cansan de declararse su amor continuamente para gozo de ellos y tormento del lector. 


     Y ahora voy de lleno con los personajes principales. Al principio Diana parece una mujer independiente, luchadora e inconformista, pero cuando la narración avanza, descubrimos que es totalmente una Mary Sue, y aquí no puedo decir más por el riesgo a desvelar algo indebido.
 

    Luego está Matthew, un vampiro al que no he acabado de comprender. A veces parece fascinado por Diana y otras veces, sin paciencia para soportarla. Y esto no es todo, sino que es sobreprotector, posesivo y controlador. Se nos explica que estas características no son exclusivas de él, sino que se debe a las peculiaridades de los vampiros, por lo que nos vemos obligados a aceptar en este caso pulpo como animal de compañía. No obstante, hay aspectos oscuros de su larga vida que despiertan la curiosidad.

Mucho más me han gustado los secundarios. Entre ellos hay un amplio repertorio de criaturas complejas con historias propias en las que, lamentablemente, no se profundiza tanto como me agradaría. Mis favoritos son la madre vampira de Matthew (Ysabeau), las tías de Diana (Sarah y Em) y otro vampiro, Marcus, además de un par de daimones que aparecen al final.


   «La experiencia más hermosa que podemos tener es la del misterio. Es la emoción fundamental que está en la cuna del verdadero arte y la verdadera ciencia. Quien no lo sepa y ya no pueda hacerse preguntas, no pueda maravillarse, es como si estuviera muerto y sus ojos están oscurecidos», Albert Einstein.


     Casi la totalidad de los capítulos están narrados en primera persona por Diana. Sólo en tres de ellos el narrador cambia para contar los hechos en tercera persona de manera omnisciente. El estilo no es difícil, aunque hay que estar especialmente atento para no perderse durante las explicaciones relacionadas con la genética, la genealogía, la alquimia, la simbología y algunos datos históricos. Hay también algunos aspectos que chirrían, algunas contradicciones que parecen despistes de la escritora. 


     Hay que considerar que no estamos ante una novela juvenil. Los personajes de este libro son adultos y, aunque se nos puedan venir a la mente obras juveniles de corte similar, aquí las tramas son más oscuras. No le vienen bien a este título las comparaciones que se hacen en la contraportada: ni tiene que ver con Harry Potter ni tampoco se puede comparar, pese a todo, con Crepúsculo. Lo que más me sorprende es que se nombre La sombra del viento, cuando se parecen como un huevo a una castaña.

     El final promete una segunda parte más compleja, y ahora que los protagonistas han dejado claro que se quieren mucho, como la trucha al trucho, tengo esperanzas de que la autora se centre en lo que realmente llama la atención: todo lo que rodea al Ashmole 782, la verdad sobre los padres de Diana, los secretos del pasado de Matthew, las intenciones de las otras criaturas y el enfrentamiento entre ellas.


Puntuación: 3 (sobre 5)
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