Emily triunfa

07/06/2013

     Éste es el último libro de la saga de Emily Byrd Starr, creada por Lucy Maud Montgomery. Los anteriores son Emily, la de Luna nueva y Emily lejos de casa. La primera edición apareció en Canadá en el año 1927 con el título de Emily's quest, pero a España, como sucedió con los otros dos, no llegó hasta 1997 de la mano de Emecé. Hoy los tres tomos de esta editorial están descatalogados en nuestro país. Éste consta de 266 páginas, por lo que es más corto que sus predecesores.
     En 2014 Toromítico comenzó a publicar una nueva edición de esta saga.

¿De qué va?: Emily sigue viviendo con su familia en la Isla del Príncipe Eduardo tras rechazar la oferta de marcharse a Nueva York. En ese mundo idílico continúa componiendo sus creaciones y tratando de que sean aceptadas para su publicación. Sin embargo, tiene que enfrentarse a situaciones muy diferentes de las que esperaba cuando era niña. El éxito y el fracaso, el orgullo y el amor imposible pueden desviar su vida hasta caminos insospechados.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):


     Este libro es totalmente distinto a los dos anteriores. El tono que emplea y los temas que trata son mucho más sombríos, y también resulta una novela más profunda que las otras dos, a pesar de ser más corta.

     Emily deja de ser una niña para convertirse en una mujer, y los problemas a los que tiene que enfrentarse vienen derivados de su edad y de unas circunstancias muy especiales.

     Al inicio de la novela vemos a la joven protagonista tal y como la conocemos, admirando la vida y persiguiendo sus sueños, aunque ya entonces comienza a notar los sinsabores de la soledad. Con casi todos sus amigos lejos, Emily empieza a conocer el tedio y la añoranza de tiempos mejores. Es en esos momentos cuando tiene su primer enamoramiento juvenil, lo que implica olvidarse del que fue su amor de toda la vida, pero cuando algo es auténtico, siempre vuelve. Éste es uno de los aspectos que más le van a hacer sufrir. Su propio orgullo y los caprichos del destino le juegan algunas malas pasadas.



«Pero Laura  también sabía que  precisamente el hecho de que se sintiera vieja y sabia probaba la juventud de Emily. Las personas que son viejas y sabias nunca se sienten ninguna de las dos cosas».

     
     Además de todo esto, vive algo que la cambia por completo. La muchacha que antes encontraba belleza en todo, que veía “el destello” y que confiaba en su fortuna, ahora llega incluso a detestar la vida. Su estado de ánimo tiene muchos altibajos, y todo eso tiene unas consecuencias que yo en ningún momento había previsto.

     Hay un capítulo que me ha gustado especialmente. En él, la joven, al cumplir veinticuatro años, abre una carta que había escrito a su yo del futuro cuando sólo tenía catorce. Emily se sorprende al leerla, porque Catorce (nombre que ella da a la niña que fue), con sus fantasías, sus alegrías y sus rarezas, parece ser mucho más sabia que Veinticuatro. Es ahí donde comprobamos con total claridad cómo ha evolucionado el personaje.


     El título del libro es un claro spoiler. Viéndolo ya podemos adivinar cómo termina esta historia, pero lo cierto es que ese triunfo tiene muchos matices y lo que importa es descubrir a través de la lectura en qué consiste y qué tiene que vivir Emily para llegar a él.

     Esta tercera parte tiene momentos sorprendentes, mucho más que los que podemos encontrar en las dos primeras, y la narración es más ágil. También suceden bastantes más cosas y es en su conjunto una obra, por así decirlo, menos contemplativa.



«Es difícil entender por qué a trabajar se le llama maldición, hasta que uno recuerda lo amargo que es un trabajo forzado o no deseado. Pero el trabajo para el que somos aptos, ese que sentimos que hemos venido  al mundo para hacer, ¡qué bendición es y cuánta dicha encierra!».

     
     Por supuesto, la naturaleza sigue presente, pero las sensaciones que alberga Emily en cada momento influyen mucho en la visión que se ofrece de la misma. El mundo de la Luna Nueva aparece tan hermoso y acogedor como aislado y asfixiante.

     Teddy, Perry e Ilse, los amigos de la protagonista, ya no son los compañeros de juegos que conocíamos. Cada uno a su manera trata de cumplir sus sueños, y las relaciones entre ellos, separados por la distancia, son muy distintas, pero Lucy Maud Montgomery es capaz de desnudar el alma de cada uno de ellos para nosotros. Así sabemos en qué personas se han convertido esos niños, cuáles son sus sufrimientos y qué desean en realidad, más allá de lo que aparentan ante otros.



«No sirve pensar que un hombre es perfecto porque, naturalmente, él está convencido de que lo es, y cuando encuentra a alguien que está de acuerdo con él, tiende a dormirse en sus laureles».

     
     También cambian las relaciones de Emily con las gentes de su entorno. Sus vecinos y conocidos leen sus publicaciones y todos intentan tratarla con respeto por miedo a que los caricaturice en sus obras. Quizá éste sea el único punto que encierre una cierta comicidad.

     Para mí, éste es el libro que despierta más emociones de los tres. He sufrido mucho con Emily, a ratos me he alegrado y también enfadado.


     Se sigue alternando la narración en tercera persona con lo que la joven escribe en sus diarios, pero estos fragmentos en primera persona son más escasos, ya que hay épocas en que Emily se mantiene alejada del papel por motivos importantes.

     Esta saga ha sido lo primero que he leído de esta autora, pero no será lo único. El final de la historia es conciso, coherente y esperanzador; no podría ser mejor.

Puntuación: 4 (sobre 5)
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