La verdad sobre el caso Savolta

27/05/2013

Ésta es la primera novela de Eduardo Mendoza. Publicada en 1975, lleva ya varias ediciones a sus espaldas. Ha sido elogiada por público y crítica, y a día de hoy podemos encontrarla en librerías a precios muy asequibles. La editorial Seix Barral tiene una edición de bolsillo con 448 páginas por 8'95 euros. Por su parte, Crítica ofrece una de 548 páginas, y su precio actualmente es de 13'95 euros.

¿De qué va?: Durante la Primera Guerra Mundial, la empresa Savolta, establecida en Cataluña, vive una próspera situación derivada del éxito de su actividad: la fabricación y venta de armas. No obstante, son años conflictivos en muchos sentidos, y los obreros, descontentos con sus condiciones laborales, comienzan a alzar sus voces. En medio de la lucha entre la patronal, los sindicatos y diversos colectivos de trabajadores, Savolta es asesinado, y este hecho tiene su réplica en una serie de muertes violentas
     En este contexto, Javier Miranda, ayudante de un abogado de escaso prestigio, se ve inmerso en una espiral de acontecimientos que condicionarán la vida de todos aquellos a los que conoce.


¿Qué opino yo? (Sin destripes):

  
     Este libro lo leí por obligación hace unos años y ahora he vuelto a él para hacer una relectura de forma voluntaria. Aunque me sigue gustando, me ha cautivado algo menos que la vez anterior. No obstante, es una buena novela, pero no es fácil de leer. Personalmente no la recomendaría a alguien poco acostumbrado a la lectura, y si de todas formas una persona con poca experiencia en esta actividad se quiere aventurar, ha de saber que es un texto al hay que prestar mucha atención.

     Digo esto porque la estructura es un puzle en el que las piezas van encajando poco a poco, fundamentalmente gracias al buen hacer del autor, pero también gracias a la capacidad de relación y memorística del lector.

      El desorden cronológico y narrativo y los cambios de género que se dan desde las primeras páginas hasta bien avanzada la obra pueden causar cierta perplejidad e incluso confusión si la concentración no es suficiente, pero poco a poco el rompecabezas va tomando forma, atrayéndonos cada vez más y provocándonos un mayor deseo de conocer la composición final.

    Se despliega todo un abanico de personajes que, con sus acciones, van a desencadenar los acontecimientos. Incluso el más insignificante de ellos tiene su importancia dentro del relato.

     Javier Miranda es el protagonista principal y, sin embargo, no es quien mueve los hilos de nada. Como se deduce de sus acciones, es un hombre de carácter débil, de escaso valor para hacer frente a distintos aspectos que afectan a su vida personal y profesional. Y, a pesar de todo, algunas de sus decisiones resultan claves para el desarrollo de ciertos sucesos.

     Por otro lado está Lepprince, un joven triunfador, enigmático y con aparente seguridad en sí mismo. Tiene mucho que esconder, pero sus secretos irán quedando patentes a lo largo de la novela. Con todo, hay ciertas cuestiones relacionadas con él que nunca llegamos a conocer por completo.

     Junto a ellos aparecen otros hombres importantes, unos, responsables de diversas actuaciones y otros, receptores de las consecuencias derivadas de algunos actos, propios o ajenos: Savolta, Claudedeu, Pere Parells, Pajarito de Soto, el comisario Vázquez, Max, Nemesio Cabra Gómez y Cortabanyes. Este último es, para mí, quien encierra más misterios. El origen y el porqué de su relación con Lepprince no quedan suficientemente claros, sólo se insinúa una posibilidad. Además de esto, hay otros aspectos que no tienen respuesta, aunque afortunadamente son pocos.



«No le conozco a él, sino a su careta. La naturaleza crea infinitos tipos humanos, pero el hombre, desde su origen, sólo ha inventado media docena de caretas».

     
     También hace acto de presencia una mujer que contribuye a arrastrar a algunos hombres a su destino: María Coral. Es una atractiva gitana que se nos presenta de forma ambigua, ya que no deja de ser una víctima de las circunstancias, pero también actúa como verdugo.

     La propia Barcelona de principios del siglo XX es una protagonista más. Mendoza nos lleva por sus calles, sus barrios de lujo y los marginales, y utiliza un contexto histórico determinado para recrear una ficción. Los conflictos nacionalistas, la explotación obrera y las huelgas forman parte del libro.

     No pretendo hacer publicidad, pero la edición que he leído, la de Crítica, es casi excelente. Digo casi porque tiene algunas faltas ortográficas, pero por lo demás es bastante buena: su prólogo es extenso y muy interesante, aunque lo mejor son las notas aclaratorias a pie de página a lo largo de toda la obra. Se nos ofrece información sobre los sucesos históricos que van sucediendo en el texto y datos biográficos de las personas reales que se mencionan en él, y no sólo eso: a Eduardo Mendoza le encanta usar palabras poco habituales, y esta edición pretende hacer las veces de diccionario explicando el significado de distintos términos, además de otras cuestiones lingüísticas. En este sentido creo que los responsables han exagerado un poco, ya que llegan a aclarar palabras que a mí no me parecen tan inusuales, como “quinqué”, “brocado”, “gorjeo”, “gallinero” (del teatro), “averno”, “esquirol”, recauchutado”…

     La trama, pese a lo intrincado de la misma, está muy bien construida. Debe de ser muy difícil para un escritor urdir una obra tan fragmentada y que al final todo adquiera un sentido completo. La labor de Mendoza es magnífica.

     Ésta es una de las novelas serias del autor, y de las que he leído de él, la mejor. Amena, interesante e intrigante, es además un ejercicio mental para los lectores.


Puntuación: 4 (sobre 5)
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